Domingo III de Pascua
En el silencio del claustro de nuestro monasterio de Santa María la Real de Arévalo , nos encontramos con las manos del Resucitado que nos hace esta invitación.
Las manos del Resucitado: Las manos de la Pascua lucirán las joyas de la sangre y de los clavos, alianza de amistad inigualable, quilates de un amor que se ha entregado. ¡ Señor Jesús ! haz que te reconozcamos siguiendo tus mismos pasos.