Segunda Semana Santa de Covid 19.
Momento de encuentro con Jesús paciente y entregado, para que nuestro sufrimientos con esta pandemia nos acerque a la entrega de quien se entrega por nuestra salvación.
05:00 – Vigilias y oración
07:00 – Eucaristía-Laúdes
10:00 – Tercia
13:00 – Sexta
15:30 – Nona
19:00 – Vísperas – Oración
20:45 – Completas – Salve
05:00 – Vigilias y Oración
08:00 – Laúdes
11:30 – Eucaristía
13:00 – Sexta
15:30 – Nona
18:30 – Exposición – Vísperas
20:45 – Completas – Salve
18:00 a 19:00 – Exposición del Stmo. Para pedir vocaciones
El movimiento Monástico Cisterciense, nace en Francia a comienzos del S. XI (1098),
Cuando un grupo de monjes del monasterio de Molesmes, abandona su comunidad para formar una nueva, en la localidad de Citeaux (Cister), al frente de ellos el Abad Roberto, pretende restaurar la Estricta Regla de San Benito de Nursia, que en el año 545 había fundado la orden de los Benedictinos. La nueva Orden se basa en los principios de abandonar todo signo externo de riqueza y en el propio trabajo para conseguir su subsistencia, será el famoso “Ora et Labora” que distinguirá a los monjes del Cister. El Abad Roberto es obligado por el Papa ( Urbano II) a regresar a Molesmes, y será sucesor, Alberico, el que consiga el reconocimiento de la Orden por el Papa Pascual II. Por último el tercer Abad, Esteban Harding , promulga la Carta de Caridad que recoge las normas por las que se regirán todas la comunidades de la Orden y funda las comunidades de la Ferté, Pontigny, Morimond, y Claraval, que serán las casas madres del resto de los cenobios Cistercienses posteriores. En 1113, comienza la expansión de la Orden en Francia. Será Bernardo de Claraval el que favorezca la expansión de la Orden, primero en Francia y posteriormente al resto de Europa. Así, a través de una larga tradición, los Cistercienses se remontan a la primitiva comunidad cristiana fundada por Jesús de Nazaret. Para ampliar mas el conocimiento de la Orden, ir a la página de la OCSO.
El amor fraterno gratuito y la comunión entre las hermanas son la esencia de la fraternidad; somos llamadas y convocadas a buscar a Dios a experimentar su amor a vivir en presencia de su misterio y a expresar su compromiso en un estilo evangélico, como piedras vivas en que Dios habita, que van encajando en su sitio en gracia y caridad
Nace de la conciencia de que la comunidad es el lugar en que Dios habita y en el que el Espíritu Santo habla a la Iglesia, el lugar en que se verifica la consistencia de mi vocación y de mi propia identidad de persona. Viviendo la relación fraterna con las hermanas, como búsqueda constante de una comunión de la que recibo la vida, el llamamiento a la verdad de mi persona y a la autenticidad de mi permanencia a la casa. Una relación que es afecto, que sabe valorar y positivizar el aporte que recibo de cada una, por mi bien, como por el bien de la comunidad. Una relación que incrementa la fidelidad, la confianza mutua, la esperanza común, y engendra hábitos de verdadera humanidad. Aquí se inscribe el problema de la integración fraterna y generacional: La pasión de querer crecer juntas como cuerpo del Señor. Aquí se sitúa el empeño por una colaboración cordial, una voluntad de dialogo, una consciencia de corresponsabilidad. Asumiendo la tradición de la casa y de la Orden, como el surco del agradecimiento, en el que fluye la vida que es historia, que es gracia, que es futuro. (Madre Cristiana Piccardo. OCSO). ¡Bienaventurados los que viven en unanimidad y tienen un alma sola, Ya participan y se gozaran sin medida en la Trinidad del Único Dios!. ( Dom Bernardo Olivera (OCSO).
Nada se anteponga a la Obra de Dios. Por ello la comunidad celebra la liturgia de las horas, que cumple, en unión con la Iglesia, la función sacerdotal de Cristo, ofreciendo a Dios, un sacrificio de alabanza e intercediendo por la salvación de todo el mundo, C. 19. “Pero la fuente y la cumbre está en la Eucaristía: sacrificio, banquete, memorial y presencia. Lo comemos para ser por él comidos. De muchas semillas que somos nos convierte El en un solo pan, el de su Cuerpo. Cuando bebemos su Sangre recibimos amor incorruptible.” Y en la liturgia en general es donde somos mas plena y perfectamente monjas, porque en ellas vivimos mas plenamente nuestra vida en Cristo, encontrando a Aquel a quien hemos venido a buscar, sometiéndonos, en El y con El a la voluntad del Padre.
La Lectio Divina es “lectura de Dios” con ojos de hijo con oídos de esposa, con corazón de Iglesia. En cuanto escuela de contemplación prepara, ahonda y prolonga la Obra de Dios. La lectio sin oratio no es divina. “Bienaventurados los que viven a la escucha de la Palabra, ¡Yo soy y seré para ellos eterna respuesta!”
El silencio se considera como uno de los valores más peculiares de la Orden; asegura al monje la soledad en la comunidad; favorece el recuerdo de Dios y la comunión fraterna; abre la mente a las inspiraciones del Espíritu Santo; estimula la atención del corazón y la oración solitaria con Dios. De ahí la necesidad del silencio monástico, de modo que la monja sea “diligente para escuchar y tarda para hablar” (Sant.1,19 )
El trabajo sobre todo el manual ofrece a la monja ocasión de participar en la obra divina de la creación y restauración, procura la subsistencia a las hermanas y a otras personas, especialmente a los pobres, es una forma de ayudar al desarrollo y madurez de la persona
Todos los monasterios según tiempos y lugares mantengan la tradición de recibir a los huéspedes y a los necesitados como a Cristo. Las hermanas recibirán con bondad y reverencia a todos aquellos que la divina Providencia guía al Monasterio, sin que este servicio perturbe la quietud monástica. La comunidad debe ayudar a quienes van al Monasterio buscando una oración mas profunda. Por providencia de Dios, los monasterios son lugares santos, no solo para quienes participan de la misma fe, sino para todos los hombres de buena voluntad.
Momento de encuentro con Jesús paciente y entregado, para que nuestro sufrimientos con esta pandemia nos acerque a la entrega de quien se entrega por nuestra salvación.
La Cuaresma es un viaje de regreso a Dios que nos esta pidiendo ¡ volveos a Mí ! Es tiempo de verificar las sendas que estamos recorriendo para encontrar el camino de regreso y re descubrir el vinculo fundamental con Dios del que depende todo, donde me llega el navegador de mi vida, hacia Dios o hacia mi. ( Papa Francisco )
Desde nuestra clausura confinamiento, nos ha dado margen para reflexionar la grandeza y pequeñez del ser humano, llegando a meditar en el terrible amor que Dios tiene a su criatura, ya que aunque, no,de la misma forma, pero sufrió una pasión y muerte, con la que no liberó de nuestras tragedias.
Hemos llegado a vivir una nueva cuaresma y verla como una oportunidad, para reflexionar sobre lo vivido, en una panorámica llena de silencio interior, que te ayude a profundizar en este tiempo en que se nos invita a valorar nuestro modo de las diferente situaciones y comparar lo que Jesús te puede ir diciendo .
Sumergirse en el Amor del Padre, que nos creo, en el Hijo, que nos redimió y en el Espíritu que nos santifica. y con el corazón lleno de su amor: Repitamos : Dios mio, Trinidad a quien adoro. En la jornada de los contemplativos que son lamparas de luz para esta humanidad, sigamos rezando todos y pidiendo vocaciones, para que no falte a la Iglesia este carisma.
¡ Si conocieras el don de Dios ! Don del Dios altísimo, que es Cristo Jesús que se prolonga y complementa en el Espíritu Santo que es gracia excesiva de la Gracia. Es aliento de Dios para que Cristo Don se quede cercano y amigo, viviendo en los hombres y con los hombres. ¡ Aleluya ! ¡Aleluya! ¡ Aleluya !
Con la Ascensión del Señor, comienza el tiempo de la Iglesia, el tiempo de los discípulos de Jesús, todos nosotros somos testigos de lo que hemos visto y conocido de Jesús, llevándolo a todos los rincones de nuestro mundo tan necesitado de esa Buena Nueva que es el mensaje de Jesús lleno de esperanza. Miramos al cielo para fortalecer nuestra presencia en la tierra. Seamos testigos para este mundo tan falto de alegría y esperanza. Vivamos unidos a María esperando la venida del Espíritu, para que fortalezca nuestra misión.
Bienvenidas todas las jóvenes que sintáis inquietud por seguir a Cristo.
Os ofrecemos un lugar de silencio y soledad para escuchar el susurro de Su llamada. Cuando Dios te elige, posteriormente te sigue, te persigue Y te consigue.¡Animo no tengáis miedo a su llamada! Venid y veréis. La Iglesia necesita de vuestra juventud. Y Cristo y solo El os puede dar la verdadera felicidad.
Si quieres conocer el amor VEN, en el silencio se escucha mejor a quien mejor ama.«Me has seducido Yahveh y me deje seducir
Me has agarrado y me has podido» – Jr. 20-7
Este Monasterio es un remanso de espiritualidad, que yo vivo especialmente en Semana Santa. Son casi ochocientos años vinculado a Arévalo y a su historia
Ricardo Guerra, Cronista
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